“Señor Jesús, solemnemente declaro:
¡Bueno es para mí, el que se me haya Afligido!
“No fue sino luego de muchas angustias y aflicciones, que tú, verdaderamente me hiciste consciente de la gravedad de mis Pecados.
Caí de rodillas delante de ti y te rogué y te imploré que me sanaras, que me limpiaras y purificaras mi alma de todos mis errores….
Ciertamente creí que tú, en tu infinita misericordia, me consolarías inmediatamente….
Mas no sucedió así.
En vez de eso me afligiste aún más y más….
En mi desconsuelo creí que por Obras de la carne encontraría el alivio que tanto anhelaba mi corazón….
Pero luego de un tiempo me turbaba rápidamente y caía vencido por mis propias pasiones corruptas….
Sin ver ya más salida posible alguna a mi dolor y la impotencia que me tenía anonadado y perplejo, tú mismo, completaste lo que era a favor mío….
Llevasteis a cabo en mí una Obra de Marchitamiento de Todas las Obras Corruptas de mi carne….
Por medio de tu Espíritu Marchitasteis Todo lo que antes consideraba Excelente, Deleitable y Bueno….
Disipasteis mis Miedos, pues también pensaba que sin eso no podría vivir….
Me mostrasteis
Más que eso: me demostrasteis que
Para que nadie tenga derecho a vanagloriarse y declarar Justicia Propia, o se Jacte en sí mismo….
“Oh, querido hermano: Que importante y que Gran Bendición es que el Espíritu Santo lleve a cabo esta Obra de Marchitamiento de nuestras corrupciones y traiga sobre nosotros
F.D.A.P
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